Adictos al chisme, el «chismecito» le llaman algunos, el qué dirán, el ganar el trascendido, el lamerse las heridas para simular disculpas públicas por convenencia más que por convicción, todo con tal de ganar un titular de ocho columnas.
Es justamente el medio político y el espectáculo la arena perfecta para el rumor cotidiano, de ahí el éxito de Gustavo Adolfo Infante, Fabiruchis, Daniel Bisogno y el famosisimo Pedrito Sola.
El sparring de la noticia en donde los rumores cobran vida, más cuando los paparazzis involucran famosos con el mundo político. Ahí tenemos a Anabel Hernández y sus best sellers, los que rebasan cualquier guión de televisa y, aunque fama y poder sean una combinación exquisita, en política más vale prudencia que arrebato.
El caso más emblemático lo vimos con la Gaviota, una fórmula que le ganó el foco de atención en la nota rosa al gobernador mexiquese en la antesala de la carrera presidencial, su caso no será el primero ni el último, todo depende del timing.
Pero dejemos de especular.
Sí, es cierto, José Luis Parra «Choco» es un personaje mediático, el segundo al orden en el bullpen después del gobernador, su lealtad y acertividad no están en tela de juicio.
Por ello mismo el coordinador de gabinete es aclamado por los políticos y vigilado por sus adversarios. Aunque al final el sensacionalismo de la prensa chicharronera se traduzca para unos en escrutinio público de la vida privada, buscando hacer del escarnio su mejor carta de presentación a cambio de treinta denarios.
«Las opiniones aquí presentadas no representan la línea editorial del medio, el que se enoja pierde»
